Cómo bajar de peso

Tu manera de ver el mundo, es decir, tu filosofía de vida influye en tu comportamiento y en tus emociones. Cuando sucede un determinado acontecimiento en tu vida, haces interpretaciones acerca de su significado. Esas interpretaciones que haces y las cosas que piensas pueden considerarse racionales o irracionales. Por ejemplo, supongamos que te miras al espejo y/o te pesas y ves que has engordado varios kilos.

Ante esta situación podrías pensar racionalmente cosas como: “he engordado demasiado; preferiría perder los kilos que me sobran así que voy a intentarlo”. O bien, puedes pensar irracionalmente: “he engordado un montón; es horrible, nunca podrá adelgazar, es muy difícil, estoy horrible, así no voy a encontrar a nadie que me quiera…”. En el primer caso, tu forma de pensar te llevará a hacer una dieta y no darle demasiadas vueltas. En el segundo, te llevará a una depresión, la cual te hará muy difícil mantener un régimen. Algunos ejemplos de creencias irracionales que te impiden lograr tus objetivos y te llevan a problemas emocionales son los siguientes:

  • Ya debería haber perdido peso
  • No debería tener que hacer tanto esfuerzo para mantener mi peso

Estos son ejemplos de exigencias absolutistas. Cuando exiges algo, en vez de simplemente preferirlo, te vas a sentir muy mal cuando las cosas no suceden como tú quieres; algo que pasará inevitablemente, ya que el mundo no está ahí para satisfacer tus deseos.

  • Es terrible estar gordo. Jamás podré ser feliz así.
  • Es horrible tener que estar haciendo dieta y privarme de cosas que deseo.

No es terrible, sólo incómodo o frustrante, pero perfectamente soportable y hay otros modos de ser feliz aparte de tener la figura que deseas.

  • No puedo resistir el deseo de dulces. Me gustan demasiado.
  • Es demasiado duro
  • Es aburrido tener que levantarme temprano a hacer ejercicio

Todos estos “no puedo” son falsos, pues nadie te obliga para hacerte comer chocolate. Pero si piensas así no podrás esforzarte lo suficiente para perder peso.

  • Ya debería haber perdido peso. No soy bueno ni para esto.
  • No tengo autocontrol; no valgo para nada

Al pensar así estas juzgando toda tu persona en función de una pequeña parte de ti, como si tú fueses solamente tus kilos y tu modo de manejarlos y nada más. Una cosa es lo que haces y otra lo que eres como persona. Fracasar en una cosa no te convierte en un fracaso, igual que hacer una tontería no te convierte en tonto. Si sólo te sientes bien cuando haces las cosas bien tienes todas las razones para no quererte a ti mismo, a no ser que seas un ser perfecto.

¿Cuáles son las consecuencias de las anteriores creencias?

Cuando exiges que las cosas debieran ser como deseas, que deberían ser fáciles, que los demás deberían comportarte siempre bien contigo, es muy probable que acabes sintiéndote furioso y resentido y te negarás a hacerte totalmente responsable de tu dieta porque “este mundo” no está cooperando.

  • Cuando piensas que es terrible tener que pasar hambre y privarte de ciertas cosas, tus probabilidades de mantener la dieta disminuyen.
  • Cuando piensas que es terrible estar gordo en una sociedad llena de prejuicios te deprimirás.
  • Cuando piensas que es demasiado duro resistir la tentación, entonces no la resistirás (pero comer o no, es una decisión tuya).
  • Cuando te ves inadecuado, feo, etc. Serás infeliz, te deprimirás y te faltará confianza en ti mismo para cambiar, disminuyendo tus posibilidades de éxito.

¿Cuáles son las creencias racionales con las que podrías sustituir a las irracionales?

  • Cuando pienses que es desagradable restringir la comida pero que hay otros muchos placeres en la vida, te concentrarás en esos otros placeres, te atendrás a tu dieta y perderás peso.
  • Cuando piensas que ser obeso en una sociedad que te discrimina es una desventaja pero así es esta sociedad imperfecta y puedes vivir con ello, estarás menos desesperado por perder peso, menos deprimido y con más probabilidades de éxito.
  • Cuando decides aceptarte cómo eres sea cual sea tu peso te sentirás mejor, más optimista y te será más fácil esforzarte para perder peso para mejorar tus salud, ti vida social o beneficiarte de las ventajas que la sociedad concede a las personas delgadas.

Por tanto…

  • Deja de exigir que el mundo sea como tú quieres y acepta la realidad como es. Después, intenta cambiar lo que pueda cambiarse.
  • Deja de exigir que debes lograr tus objetivos sin ninguna dificultad, no tener problemas, no sufrir jamás y conseguir todo lo que deseas en el momento en que lo deseas (dulces incluidos). No es realista.
  • Deja de pensar que es terrible, insoportable o demasiado duro y piensa que puedes soportarlo, que puedes hacerlo y que puedes resistirte.
  • Acéptate cómo eres y quiérete solo porque sí. No necesitas ningún motivo.

No te comas los problemas. Resuélvelos.

Algunas personas utilizan la comida para afrontar los problemas emocionales y sentirse mejor. Las personas más obesas son las que tienen más probabilidades de comer en dichas situaciones. Aunque esto no tiene por qué deberse, necesariamente, a su forma de ser. En las investigaciones se ha visto que las personas sometidas a dietas muy bajas en calorías son capaces de mantenerla durante unas 8 semanas, incluso ante emociones muy negativas. Después, se vuelven más sensibles a los estímulos emocionales, de modo que el comer por motivos emocionales puede resultar de la dieta misma. Por tanto, cuando llegues a tu límite deja de hacer dieta durante un tiempo y limítate a mantener un peso estable. Después, vuelve a reanudar la dieta.

Hay una técnica muy sencilla para manejar la ansiedad de comer lo que más te sube de peso: siéntate cómodamente con ojos cerrados e imagínate en un bufete, escoges todo lo que quieres comer y vas a sentarte a tu mesa, empiezas a comer y justo cuando estás masticando lo que más te gusta que es lo que más te engorda- sientes algo incómodo en la boca, así que disimuladamente tomas una servilleta y botas ahí el contenido de tu boca, te sorprendes al darte cuenta que masticaste una horrible cucaracha; presionas tu antebrazo de la mano dominante después de sentir mucho asco por lo sucedido. Después de hacer esta técnica lo único que debes hacer es estar apretando en el mismo lugar todas las veces que tú puedas o quieras, esto lo que hará es una Neuro-asociación de tu estimulo interno (asco) con tu estímulo externo el toque en el antebrazo para que tu cerebro haga una interpretación de no querer comer eso que imaginaste que estabas comiendo cuando apareció la cucaracha.

Próximamente estaremos anexando un audio para que sea escuchado todas las noches y te programes para bajar de peso.

Mucha suerte!!

Mónica Ramírez Martínez Trainer PNL

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