La mayoría de las personas han sido programadas para temerle al fracaso. Se dan por vencidos para evitar el fracaso, ó ni siquiera intentan así no pueden fracasar. El fracaso, sin embargo, es una ilusión. Comienza a verlo como una ilusión. El fracaso y el sufrimiento son una componente esencial del éxito. Es lo que te ayuda a corregir el pensamiento incorrecto si lo enfocas con una actitud de aprendizaje. A través del fracaso, aprendes como tener éxito. Por prueba y error, refinas tu pensamiento y lo apuntas más y más cercano al éxito. Esto es así únicamente si no te das por vencido.
A través del fracaso, consigues conocer el éxito y como llegar. ¿De qué otra manera conocerías el sabor del éxito sin antes conocer lo que no es su sabor? ¿Y cómo llegarías allí sin saber cómo? Piensa en esto: el fracaso es una parte integral del éxito. El fracaso es en realidad un momento de éxito que conduce al mayor de los éxitos. El fracaso no es lo opuesto del éxito, es una entidad separada del éxito.
El fracaso es éxito, es lo mismo, pero en extremos diferentes del espectro, el espectro del logro. Es como caliente y frío: son diferentes extremos del espectro de la temperatura en un termómetro. El éxito y el fracaso son diferentes vibraciones de la misma cosa.
El fracaso no es fracaso como tal. Sólo es fracaso cuando lo aceptas como el fin. Pero, si lo aceptas como una parte bendita del proceso, una parte que te ayuda a tener más éxito y a saber cómo es el sabor de este éxito que viene, entonces nunca puedes fracasar, nunca. El fracaso es una ilusión. Deja de temerle; ámalo por los regalos que te trae.
